Leídos durante la infania o temprana juventud, los cito brevemente, pues el recuerdo lejano no me permite comentarlos con detalle suficiente. Pero la impresión ha sido imborrable. Y eso solo ya basta para dar fe de lo importante que son estas obras, cuando son leídas a una temprana edad.
Alfonso R. Castelao, Los dos de siempre; Los viejos no deben enamorarse (teatro)
Arthur Conan Doyle, The Hound of the Baskervilles
Arthur Machen, The Three Impostors
Daniel Defoe, Robinson Crusoe
Edgar Allan Poe, Cuentos
Fernando Díaz-Plaja, Miguel, el español de París
George Orwell, Animal Farm
J.D. Salinger, El guardián entre el centeno
Joan Manuel Gisbert, El misterio de la isla de Tökland
Leandro Fernández de Moratín, El sí de las niñas, (teatro)
Mark Twain, The Adventures of Huckelberry Finn
Mika Waltari, Sinuhé, elegipcio
Oscar Wilde, Cuentos
Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray
Pío Baroja, Zalacaín el aventurero
Robert Louis Stevenson, La isla del tesoro
Robert Louis Stevenson, El ladrón de cadáveres
Tirso de Molina, El vergonzoso en palacio; El burlador de Sevilla