Mucho y muy interesante es lo que nos cuenta esta autora en este grueso libro tan difícil de encontrar. La Galicia del medievo se huele y se palpa casi entre sus páginas. El hilo del que tira el libro es la posibilidad de que el hereje Prisciliano sea el que hoy descanse en la tumba del supuesto apóstol Santiago, en Compostela. El origen quizá fenicio de Prisciliano y de Iria Flavia lo toca menos, pero no es menos apasionante.
Se lee como una novela policíaca. Muy ameno, ya uno se adhiera o no a la postura de la autora. La historia, como debe de contarse. Lamentablemente sólo en algunas bibliotecas.