La ciudad automática
Nueva York según Julio Camba
Julio Camba es una de las mejores plumas que dio España. Escritor de artículos para periódicos y de breves libros de viajes y gastronomía. Su estilo es directo y coloquial, desacomplejado, no se enreda con con abstracciones ni con finezas estilísticas, lo suyo es transmitir sus ideas (peregrinas muchas veces) pero dejarlas claras. Tiene unos pensamientos de fondo muy filosóficos aunque sean impresiones que a cualquiera pueden ocurrírsele, porque son impresiones de hombre de a pie, sin ostentaciones de intelectual.
Ejemplo: "¿Para qué separar dos cosas de apariencia tan distinta como un líquido azul y un líquido incoloro? ¿Y para qué separar a los negros de los blancos si salta a la vista del más miope quiénes son los blancos y quiénes son los negros?" Este es su humor característico. Téngase en cuenta que escribe en los años 30, en Estados Unidos. Su socarronería está presente en todas sus obras, sin embargo, en este libro revela el peor aspecto de su naturaleza: intolerante, envidioso de una cultura superior como la americana, de su progreso, de su poder adquisitivo y de su vigor vital. Camba lo resiente. No tolera que un joven país como Estados Unidos pueda haber crecido, y engrandecidoe tanto que deje en la sombra a su triste y vieja Europa, donde lo que queda son tristes museos y gente orgullosa. Por tanto este libro sirve de estudio sicológico del hombre de hoy, del anti-americano de siempre, para estudiar el origen de esta enfermedad.
Su retrato de norteamérica es más un auto-retrato de su intolerancia y prejuicios; como un viejo roñoso nada le satisface del todo, hasta las gentes son como autómatas. En el fondo no es sino esa rabia de saberse más pobre, aunque orgulloso, como el viejo hidalgo español venido a menos que esconde su pobreza, en este caso revela su pobreza moral. Una envidia enmascarada en patriotismo paleto que empaña su sencillez literaria: "Un hombre inteligente no tiene aplicación posible en esta civilización, que lo rechaza de modo automático." Yo le diría a Camba: Deal with it, man. Incluso el racismo hacia los anglosajones aflora en las siguientes líneas: "la contradicción monstruosa que existe entre aquel clima (de L.A.), constantemente primaveral, y aquellos hombres, perennemente invernales..." Repito: soberbia, esnobismo a raudales. Sólo puedo lamentar que un hombre que escribe tan bien haya caído tan bajo como persona. Por lo demás es muy divertido. Recomiendo sus otro libros, donde no aflora tanto este lado tan visceral. Pero siempre entretenido.
Dios bendiga America