La Historia cuando está tratada de una manera crítica, y enfocada en un aspecto concreto o en un hecho determinante, es ensayo. El autor aporta de sí no sólo el conocimiento, igual de profundo quizás que el puro historiador, sino que aporta además una luz propia, focalizada en una parte de la historia y que el historiador profesional no era más que otro dato más.
No se trata de dar versiones distintas de las oficiales, pues seguría siendo eso trabajo del historiador, sino de darle alma, estilo, gracia, vida en fin a la simple historia. El buen ensayo nos debe hacer ver por qué eso es importante, debe hacerse preguntas sobre los hechos acaecidos. El ensayista no es el juez, es el fiscal.
El primer libro de lectura obligada para este tipo de ensayo es el ya clásico de Paul Johnson, Tiempos Modernos, un examen a conciencia de la sociedad actual.