Vida y obra de Lope de Vega
Homo Legens, 2012
Ameno y sucinto libro que biografía la vida de Lope de Vega a partir de sus obras y repasa brevemente las mejores obras de este “monstruo de la naturaleza”, como se le denomina. Con una amenidad y cercanía al lector que es muy de agradecer en este tipo de libros los autores nos revelan a un hombre muy representativo de su tiempo y nación, solo que en grado extremo. Extremo por la fecundidad creadora, por el genio que le hizo triunfar entre su público popular y sus críticos cultos y de la nobleza. Y extremo también, en lo personal. Parece que corrían parejos, codo con codo, su torrente productivo de versos y su insaciable apetito sexual y amoroso. Y no sabemos cual era el que alimentaba a cual. Y entre tanta concupiscencia y tantos versos, ¿quedaba sitio para el hombre Lope, para su personalidad, su carácter, valores, ideas? Ay, aquí esta la gran decepción que el lector se llevará. Porque lo que nos queda de este hombre, una vez quitadas sus obras y sus amoríos, es poco más que nada, que nada bueno quiero decir.
Si amaba la carne con exceso, su arrepentimiento, indefectiblemente, le sucedía con igual vigor. Sus lamentaciones se hacen patéticas, propias de un hombre consciente de su debilidad, de su falta de control emocional, que quiere compensar esta carencia con versos piadosos y teatrales actos de arrepentimiento y perdón a Dios. Su vida es una hipocresía: busca el soporte de la religión, convirtiéndose en canónigo, para aparentar ante la sociedad que es un bueno cristiano. Y busca el apoyo económico de la nobleza, queriendo aparentar que él también es noble, para su sustento económico. En ambos casos su vida refleja hipocresía. Es un mal cristiano (quizás un buen católico) porque sus versos de arrepentimiento no se compadecen con su vida en ningún momento; y es un vil siervo de su amo, la nobleza, con tal de que le den el dinero y el apoyo necesario para poder vivir y escribir lo mejor posible. La falta de carácter, de personalidad, de valor ético alguno es tan inmenso como su obra poética. No sorprendente, viendo el tiempo que le dedicaba a buscar el placer sexual y la fama. Digo que Lope es un buen reflejo de la lastimosa condición servil en que la iglesia católica había sumido al pueblo español de la época tras la Contra Reforma. La iglesia única, de la mano de la monarquía, se habían adueñado del monopolio sobre las almas y los bolsillos de los españoles. Al españolito de a pie no le quedaba otra que recurrir a la iglesia católica o al noble de turno si quería prosperar: el puesto oficial o el cargo eclesiástico, o pasar hambre y penurias, claro está. Esas eran las opciones.
Los autores recogen muy oportunamente los versos del poeta que reflejan su personalidad servil y lacayesca -hasta límites vomitivos. Recogegn las pasiones amorosas que tan importante rol tuvieron en la producción literaria de Lope, y en general todos los aspectos de la vida y obra de Lope están puntualmente reflejados a través de la selección de los versos oportunos. Ingente tarea debe de haber sido, pues tanto escribió.
Y uno se queda finalmente con una impresión ambivalente. Pues por un lado no es posible dejar de asombrarse ante la capacidad creativa de este hombre, capacidad que se vio acompañada por igual calidad. Y no se puede además negar el papel que tuvo en el auge del teatro español, con la creación de la comedia nueva. Su figura es insoslayable. Pero por otro lado nos queda el hombre. Y aquí, el lector no puede sentir más que pena, porque si llegó a las cotas de popularidad y de genialidad que llegó, lo hizo a costa de dejar de lado todo valor ético y espiritual. No supo ser persona, solo fue una máquina de producir versos, un machista, un obseso sexual, un hipócrita, un lacayo al servicio de sus pasiones y ambiciones. Y, sin embargo, me quedo a las puertas de condenarle por todo ello. La razón: ¿y qué otra cosa se podía ser en España a comienzos del XVII? Todavía España sigue criando la misma clase de gente. No hemos cambiado.